El último de los caminos del Inca que conducen a las ruinas de Machu Picchu es un tramo de cuatro kilómetros a 3.600 metros sobre el nivel del mar, y fue descubierto por investigadores de la Dirección Regional de Cultura de Cusco (DRC), mientras realizaban trabajos de conservación. Es una vía empedrada de 1,70 metros de ancho, que se bifurca al llegar a la zona de Chaquiccocha, ubicada en el kilómetro 24 del camino tradicional, y desemboca en el espacio arqueológico de K’antupata. El camino tiene sectores en los que es escoltado por muros de contención de más de diez metros de altura, además de poseer muros de retención, estribos de puente, drenajes, canales, escalinatas, miradores y un túnel de diez metros con 28 escalones. Se encuentra en un notable estado de conservación: mantiene sus características de origen en un 70%. El investigador Montufar La Torre expresó que “El hallazgo es muy importante porque se da después de 500 años; esto reafirma que las construcciones arquitectónicas de los incas fueron firmes y se mantuvieron”. Este increíble hallazgo resalta que, así como en otros tiempos, en otros lugares del mundo, se creía que “todos los caminos conducen a Roma”, algo similar sucedió en la Sudamérica andina durante el imperio Inca.